Aún en 2015, terminamos definiendo el segmento operativo de la empresa, pero necesitábamos un nombre, una marca. Después de varias alternativas, nos dimos cuenta de que debíamos mostrar, en nuestra marca, un poco de historia, un poco de nuestra esencia.

En primer lugar, debemos dejar en claro que nuestra marca no tiene conexión con el equipo de fútbol, ​​el barrio de París, el recuento o cualquier otra cosa. Nuestra marca fue elegida en base a algunos factores que, en ese momento, consideramos importantes y significativos.

Nuestra fábrica está ubicada en un pequeño pueblo en el extremo oeste de Santa Catarina, a unos 150km de Chapecó, en la frontera con Argentina y muy cerca de la frontera con el estado de Rio Grande do Sul. Mil trescientos habitantes pequeña Santa Helena se convirtió en municipio recién en 1992 y todavía tiene gran parte de su movimiento económico basado en la agroindustria. Creemos que sería importante honrar a nuestro pequeño municipio haciendo partícipe de su nombre a nuestra marca. Por eso usamos San.

Además, como la gran mayoría de empresas de nuestra región, nuestra empresa también es de propiedad familiar. El primer trabajo con madera comenzó a finales de la década de 1960, pero aún no en el segmento de muebles. Una forma de dejar esto claro, cuando se fundó nuestra empresa, fue replantear estos lazos familiares en nuestra marca. Por eso, en homenaje a uno de nuestros antepasados, el Sr. Emílio Germano Bieger, colonizador de la región donde se ubica la empresa, y también a la ascendencia germánica, de la familia, agregamos el dicho “alemán” a la marca.

También tenemos el cuadrado, agregado a la marca para simbolizar la madera en forma aún más cruda, incluso antes de recibir la nobleza de la carpintería y el aprecio que tenemos por trabajar con la madera.

Por todas estas razones, ¡estamos muy contentos de ser San Germán!